miércoles, 11 de noviembre de 2015

En un segundo


Entre el tumulto, impersonal y propio de la ciudad, se mueve entre la gente a ritmo acelerado. No hay apuro, pero debe correr, no detenerse, llegar pronto a su destino, aunque no sabe cuál es. A simple vista nadie repararía en él, es una persona más entre la multitud, no hay grandes rasgos que lo destaquen sobre el resto. Tal vez eso está bien. Así puede moverse y observar, observar y seguir moviéndose. Mira con atención las manos, rostros, movimientos y gestos, la forma de caminar y cómo reaccionan unos con otros. Y camina, de prisa, junto con el resto.

Ella, totalmente opuesta a él, destaca a simple vista, hay un algo que hace que la observen. De risa contagiosa y mirada inquieta, cabello alborotado y una personalidad encantadora. Una luz entre sombras, un faro, un descanso, un aire renovado, una compañía inolvidable y necesaria. Ella también camina, entre el tumulto, impersonal y propio de la ciudad, a su propio ritmo, analizando, pensando, a veces junto con los demás, o quizás lo demás junto a ella.


Con diferentes caminos y equipajes distintos a cuestas, caminan ambos. Entonces, en el milagro de un segundo sus miradas se cruzan, él observando y ella fluyendo en la vida. Entonces una canción hace eco en el aire y en acuarela plasma una escena con vivos colores nuevos, inventados y personales. Se crean palabras nuevas y las antiguas adquieren nuevos significados. Entonces, en el milagro de un segundo, ambos se detienen, frente a frente en medio de la gente. Y se miran. Y se sonríen. Y se encuentran.

domingo, 30 de agosto de 2015

Llegaste


Llegaste como un sueño, en mitad de la noche, diluyendo las fronteras entre la fantasía y la realidad. Susurraste mi nombre y fue como si siempre hubiese esperado tu voz para comenzar a vivir.

jueves, 20 de agosto de 2015

Dormido



Paula abre los ojos, con esa sensación única de la tibieza de otro cuerpo junto al suyo. Guarda silencio, se deja arrullar por la respiración tranquila y acompasada que siente en su nuca, profunda como mar, entonces una sensación eléctrica la recorre y vuelve a cerrar los ojos. Con cuidado aprieta su cuerpo más hacia él, procurando no despertarlo. Aún no amanece y en este momento las imágenes se suceden en su memoria trayendo miradas, caricias, emociones, sensaciones. Vuelve a sentir aquellas manos tomando su pelo, sobre su piel, recorriendo su espalda, acariciando sus muslos, apretando sus pechos, tomando con firmeza sus caderas… buscándola, descubriéndola, aprendiéndola.


En este preciso momento se siente única, especial, amada y valorada como nunca antes. Con su cabeza descansando sobre uno de los brazos que ahora la cobijan y envuelven, se reconoce contenida, protegida, segura. Decide volver a dormir, mecida delicadamente por el movimiento de ese cuerpo al respirar. Despertará cuando él susurré en su oído Buenos días y se volverá con una sonrisa para encontrar esos ojos en los que podría perderse eternamente, feliz.

viernes, 14 de agosto de 2015

Como a un libro


Te quiero como a un buen libro, con esa ansiedad que provoca necesitar saber que sucederá en la próxima página, con ese deseo irrefrenable de no soltarlo más y con el desasosiego que causa acercarse a su final.