viernes, 26 de noviembre de 2010

Dulce o Truco


Sofía tomó su máscara y quiso jugarle una broma de halloween a Don Roberto, su simpático vecino jubilado. Y lo mató del susto, literalmente.

martes, 9 de noviembre de 2010

Diálogo Urbano


- Fueron buenos tiempos, ¿verdad?
- No creo que sea el momento...
- No. En serio. Me lo he preguntado miles de veces, cada vez que me quedaba al atardecer frente a la ventana me preguntaba: ¿Qué nos pasó?
- Ignacio, de verdad ya no es el momento.
- ¿Fuiste feliz?, ¿te hice feliz?
- Mucho, y sí, fueron buenos tiempos... los mejores...
- ¿Pero?
- ¿Pero?... las cosas cambian, la vida sigue, y crecemos para seguir con nuestras vidas, nos hacemos fuertes y de alguna forma superamos las dificultades para poder sobrevivir.
- Sólo un montón de clichés.
- La vida es un gran cliché.
- Ese es otro más, y no justifica tus argumentos.
- ¿Qué argumentos? No me estoy justificando contigo. Lo nuestro tuvo su tiempo y lugar, fue hermoso mientras duró, pero ya quedó en el pasado. Tu problema es que no has querido aceptar que debes dejar el recuerdo atrás y seguir con tu vida, como yo he seguido con la mía.
- Y tu problema es que no quieres admitir que aún sientes algo por mi.
- Ya no te amo Ignacio.
- Te has preocupado tanto de decírmelo el último tiempo que lo único que has dejado en claro es que efectivamente aún me amas.
- ¿Lo ves? Es por esto que ya no quiero tener estas conversaciones contigo. Sólo ves lo que quieres ver.
- Lo obvio.
- Ya no tiene sentido seguir hablando contigo. Me voy.
- No, espera, lo siento tienes razón, yo...
- Adios Ignacio, cuídate mucho.
El cigarrillo a medio camino de llegar a la boca y por un momento parece que el tiempo se detiene. Podrías estirar la mano y dibujar sensuales siluetas en las borlas de humo congelado en el espacio. Sin sonido, experimentas por un breve instante lo que significaría quedarse sordo. Una sensación de ingravidez recorre tu cuerpo desde tu cabeza hasta la punta de tus pies, aprietas el puño, reflejo a la impresión de que caerás sin destino alguno. Casi no puedes pensar, sólo se agolpan en tu cabeza vertiginosamente la imagen de ella volteándose, dándote la espalda, caminando, alejándose de ti, inevitablemente, inexorablemente, y sus palabras: "Ya no te amo", "Adios Ignacio".
Podrías caminar, correr detrás de ella, alcanzarla. ¿Serías capaz de detener su partida?.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Hábitos Estacionales


Y a veces, en otoño, le gustaba imaginar que era una hoja que suavemente bailaba en el viento.