La mujer se desprende de su sombrero, y lo deja flotar con aparente calma en la marea compuesta por la melodia que emite el saxofón que toca un perro vecino. Alza su brazo y observa como el influjo de la luna atrae hacia ella un gusano de proporciones colosales, el cual al detenerse junto a ella abre su boca y la devora.
Sin ser masticada desciende hasta su estómago y busca un lugar vacío donde descansar un momento. Caminar por bosques y desiertos cansa a cualquiera. Las palabras que resuenan en el estómago de la bestia le hacen saber que no está sola, a su alrededor se halla una multitud de personajes que, al igual que ella, no desean ser acompañados. Por fin, la bestia en un acto natural, la deposita a los pies del GRAN MONOLITO, y desorientada desciende a las profundidades de la tierra entre aromas acres y colores ocres. El calor la sofoca y desea como siempre poder escapar en un grito, lejos de las miradas de los habitantes del inframundo.
Está cansada. Mañana será otro día para soñar los sueños de los que nunca despierta. Entre idea e idea, se bebe los miedos al desamparo, el olvido y la violencia. Dormirá, y talvez sueñe algo mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario