Ausente.
Caminaba a paso lento, entre la gente, por calles que reconocía a medias. Cada
tanto se detenía, prestaba atención a su alrededor y no recordaba cómo había
llegado ahí, o más bien nada del camino recorrido. En esos momentos, incluso su
cuerpo le resultaba ajeno. Por un segundo sintió que se observaba a si mismo
desde la vereda del frente, como un espectador, no como el protagonista de su
vida.
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